
La cultura maorí, nativa de Nueva Zelanda, posee un sistema de creencias complejo y profundamente arraigado en la naturaleza y el mundo espiritual. Sus mitos de creación no se limitan a relatos lineales, sino que se entretejen en una intrincada red de historias que buscan explicar el origen, el propósito y el orden del universo. A través de cantos, bailes y representaciones teatrales (hakas), estas narrativas se transmiten de generación en generación, manteniendo viva la conexión con sus ancestros y su conexión vital con la tierra. Comprender estas historias es esencial para apreciar la cosmovisión maorí, que considera que todo está interconectado y que el ser humano es parte integral de un cosmos dinámico y vivo.
El concepto de “Atua” (Dios) es fundamental, pero en la cultura maorí, la divinidad no se presenta como una entidad distante e inaccesible. Más bien, los Atua residen en la naturaleza, en los ríos, los volcanes, el mar, y en cada ser vivo. Estas deidades actúan como fuerzas vitales que dan forma al mundo y a las vidas de los maoríes. La comprensión de estos mitos no es simplemente una curiosidad académica; es una herramienta para la vida diaria, guiando las prácticas, las decisiones y las relaciones sociales.
El Mito de Rangi y Papa: El Caos Primordial
El relato más conocido sobre el origen del universo es el de Rangi (Cielo) y Papa (Tierra). En sus entrelazamientos, el universo era un espacio oscuro, apretado y caótico, donde las semillas de la vida aún no habían germinado. Rangi y Papa eran los padres fundadores de todas las cosas, unidos de manera inseparable, dejando a sus hijos, los Atua, hacinados en la oscuridad. Esta prisión constante generó frustración y desesperación entre los dioses jóvenes, quienes anhelaban la luz y la libertad. Los relatos sobre Rangi y Papa ilustran la importancia del orden y la separación en la creación maorí.
La incomodidad y el clamor de los Atua finalmente hicieron que Rangi y Papa se separaran con un esfuerzo colosal, rompiendo su unión. Este acto de separación no fue un acto de violencia, sino una acción necesaria para dar paso a la luz y al aire. La separación de Rangi y Papa produjo los cielos y la tierra, así como la luz del sol y la luna, marcando el inicio de la creación del mundo tal como lo conocemos. La imagen de la separación como un proceso de liberación es recurrente en las historias maoríes.
Tāwhirimātea y la Lucha por el Aire
Tras la separación de Rangi y Papa, Tāwhirimātea, el dios del viento, la tormenta y los mares, se enfureció profundamente. Él, hijo de Rangi y Papa, se sintió traicionado por su padre, quien había ocultado la luz y la separación a sus hermanos. Tāwhirimātea entonces desencadenó una furiosa batalla contra sus hermanos, lanzando violentas tormentas y devastadoras olas contra la tierra.
Esta lucha cósmica moldeó el paisaje de Nueva Zelanda, creando las montañas, los valles y las costas. Los maoríes creían que las tormentas y los vientos eran manifestaciones de la ira de Tāwhirimātea, recordatorios de su papel en la creación. Sin embargo, a pesar de su furia, Tāwhirimātea eventualmente se reconcilió con sus hermanos, y la paz volvió a reinar en el cosmos.
Tangaroa y el Dominio de los Mares

Tangaroa, dios del mar, de los peces y de todas las criaturas acuáticas, jugó un papel crucial en la formación de los océanos y el desarrollo de la vida marina. Después de la separación de Rangi y Papa, Tangaroa se encargó de poblar los mares y las aguas subterráneas con vida. Se le consideraba un protector de las aguas y un guardián de los animales marinos.
Las historias sobre Tangaroa enfatizan la profunda conexión entre los maoríes y el océano, que era su fuente de sustento y una parte integral de su cultura. El mar no era solo un lugar para pescar; era un mundo mágico lleno de espíritus y deidades, un lugar de aventura y de peligro. Las danzas y los cantos asociados con Tangaroa a menudo imitaban el movimiento de las olas y las criaturas marinas, conectando a los maoríes con el poder y la belleza del océano.
Māui: El Héroe Demiúrgico
Māui es una figura legendaria central en la mitología maorí. Se le considera un héroe demiúrgico, un ser con habilidades sobrehumanas que desempeñó un papel fundamental en la transformación del mundo. Māui es conocido por su astucia, su valentía y su capacidad para desafiar a los dioses.
Entre sus muchas hazañas, Māui es famoso por pescar la Isla Norte (Te Ika-a-Māui) fuera del fondo del océano con una lanza gigante. También logró robar el sol para ralentizarlo y permitir que los maoríes se dedicaran al arte y al desarrollo de su cultura. Las historias de Māui no solo explican el origen de lugares y objetos, sino que también enseñan importantes lecciones sobre el valor del ingenio, la perseverancia y el coraje.
Conclusión
Las historias de origen de la cultura maorí ofrecen una ventana fascinante a su cosmovisión única. Estas narrativas no solo explican el universo, sino que también proporcionan un marco para comprender la relación entre los humanos y la naturaleza, el deber y la responsabilidad, y el valor de la comunidad. A través de estos mitos, la cultura maorí transmite un profundo respeto por sus antepasados y una conexión intrínseca con su tierra.
Estudiar estas historias no es simplemente un ejercicio de estudio; es una forma de conectar con una rica tradición cultural que aún está viva y vibrante en Nueva Zelanda. Al comprender el origen del universo según la perspectiva maorí, podemos apreciar la sabiduría y la profundidad de su legado, y reconocer la importancia de preservar y celebrar esta herencia para las generaciones futuras.