
El Sahara, el desierto más grande del mundo, es un lugar de impresionante belleza y, a la vez, de retos significativos para cualquier viajero. Abarca nueve países africanos y sus extensiones de arena, roca y sal son una invitación a la aventura, pero también exigen una preparación exhaustiva. La exposición a temperaturas extremas, la radiación solar intensa y la escasez de agua combinados pueden provocar rápidamente la deshidratación, una condición que puede ser peligrosa incluso mortal si no se previene.
Esta serie de artículos, en colaboración con 365.viajes, se centra en la exploración de África, explorando sus paisajes más inhóspitos y compartiendo consejos prácticos para afrontar los desafíos que presenta. En este caso, nos adentraremos en la supervivencia en el Sahara, proporcionando información clave sobre cómo mitigar los riesgos asociados a la temperatura y asegurar una experiencia de viaje segura y memorable.
La Importancia de la Hidratación Previa
Antes de aventurarse en el Sahara, la hidratación previa es fundamental. No se trata solo de beber agua al instante, sino de construir una reserva de líquidos en el organismo. Durante los días previos al viaje, aumenta significativamente tu ingesta de agua, evitando las bebidas azucaradas y las que contienen cafeína, ya que estas pueden tener un efecto diurético y deshidratar aún más el cuerpo. Considera consumir frutas y verduras con alto contenido de agua, como sandía, pepino o lechuga, para complementar tu hidratación.
Además, presta atención a tus hábitos alimenticios. Una dieta rica en electrolitos, como sodio y potasio, ayuda a mantener el equilibrio de líquidos y nutrientes en el cuerpo. Sustituye los alimentos salados por opciones más saludables, y asegúrate de que tu cuerpo esté adecuadamente nutrido antes de comenzar la expedición. Un cuerpo bien alimentado es más resistente a los efectos de la deshidratación.
Finalmente, realiza pruebas médicas previas para verificar tu estado de hidratación y detectar posibles problemas de salud que puedan aumentar el riesgo de deshidratación en el Sahara. Consulta a tu médico para obtener recomendaciones personalizadas y asegurar que estás preparado para las condiciones extremas.
Ropa y Protección Solar: La Primera Línea de Defensa
La ropa que utilizas juega un papel crucial en la protección contra el sol y el calor. Opta por prendas de algodón o lino de colores claros, que permitan que la piel respire y reflejen la radiación solar. Un sombrero de ala ancha es esencial para proteger la cara, los ojos y el cuero cabelludo, áreas particularmente vulnerables al sol. No olvides las gafas de sol con protección UV para evitar la sensibilidad ocular.
Además de la ropa, considera utilizar protector solar de amplio espectro con un FPS alto, aplicando generosamente y con frecuencia, especialmente en las zonas expuestas como las manos, los brazos y el cuello. La radiación solar en el Sahara es intensa y puede causar quemaduras graves, incluso en días nublados. Reaplica el protector solar cada dos horas, o con más frecuencia si estás sudando o nadando.
Incluso la elección de los materiales de tus botas y calzado puede influir en tu confort y seguridad. Opta por botas ligeras y transpirables que permitan la circulación del aire, evitando la acumulación de humedad que puede favorecer la deshidratación. Una buena calzado también ayuda a prevenir lesiones y facilita el desplazamiento en terrenos accidentados.
Estrategias para Reducir la Pérdida de Líquidos

La evaporación es el principal mecanismo por el cual el cuerpo pierde líquidos. Por ello, minimizar la actividad física durante las horas más calurosas del día es fundamental. Si debes caminar o realizar alguna actividad, hazlo durante las primeras horas de la mañana o al atardecer, cuando la temperatura es más baja. Prioriza el descanso y busca la sombra siempre que sea posible.
Además, consume agua regularmente, incluso si no sientes sed. La sed es un indicador tardío de la deshidratación. Establece un programa de hidratación, por ejemplo, bebiendo un vaso de agua cada hora. Considera utilizar tabletas de hidratación deportiva para aumentar tu ingesta de electrolitos, especialmente si estás participando en actividades físicas intensas. La ingesta de agua debe ser constante y gradual.
La respiración también contribuye a la pérdida de líquidos. Evita hablar en exceso, ya que esto puede aumentar la evaporación de la humedad de las vías respiratorias. Si es necesario hablar, hazlo en voz baja y en lugares frescos y sombreados. La respiración consciente y controlada puede ayudar a conservar la hidratación.
Reconociendo los Síntomas de la Deshidratación
Es crucial poder identificar los síntomas de la deshidratación a tiempo. Los síntomas iniciales incluyen sed, boca seca, fatiga, mareos, dolor de cabeza y confusión. A medida que la deshidratación progresa, se pueden observar náuseas, vómitos, calambres musculares, piel seca y pegajosa, y disminución de la frecuencia cardíaca y la presión arterial.
Si experimentas alguno de estos signos, busca refugio inmediato de la exposición al sol, bebe agua o una bebida electrolítica y descansa. En casos severos, la deshidratación puede ser potencialmente mortal. Es fundamental prestar atención a tu cuerpo y actuar con rapidez ante cualquier señal de alerta.
Si viajas en grupo, es importante que todos se conozcan y estén atentos a las condiciones de los demás. La observación mutua puede ser clave para detectar la deshidratación en etapas tempranas y prevenir complicaciones. La comunicación abierta y la colaboración son fundamentales en situaciones de riesgo.
Primeros Auxilios y Medidas de Emergencia
En caso de deshidratación severa, es necesario proporcionar hidratación rápida y agresiva. Administra líquidos por vía oral, preferiblemente agua o una solución de rehidratación oral. Si la persona no puede beber, considera la vía intravenosa bajo supervisión médica. Es crucial mantener a la persona en un lugar fresco y sombreado.
Si la persona presenta confusión, pérdida del conocimiento o convulsiones, busca atención médica inmediata. Llama al servicio de emergencia local y proporciona información detallada sobre la situación. Mientras esperas la llegada de la ayuda, mantén a la persona tranquila y cómoda.
Lleva contigo un kit de primeros auxilios que incluya un termómetro, vendas, desinfectante, analgésicos y medicamentos para la sed. También es importante llevar un mapa, una brújula y un teléfono satelital o un dispositivo de comunicación de emergencia, ya que la conectividad puede ser limitada en el Sahara. Recuerda, la preparación y la conciencia son tus mejores aliados.